
Después de estar nadando en la piscina un buen rato me dio por reflexionar, no sé si es oriental o acuática la misma, pero debido a mi compromiso adquirido con todos vosotros, me voy a tomar la licencia de compartir.
Nadar en una piscina pública tiene su parte peligrosa, pues las calles están a veces muy llenas y las patadas y codazos están aseguradas.
Tras una serie de encuentros desafortunados en los mismos centímetros cúbicos líquidos me vi obligada a pedir varias veces perdón. Y ahí me di cuenta de que ese verbo obliga al otro a responder con la acción de perdonar, con lo cual ya entramos en conflicto, por que si no te quiere perdonar, como me paso a mi, pues ya es una acción incompleta y pasa a ser inútil.
Desde entonces, cuando simplemente quiero manifestar mi intención de ser disculpada, pues digo que lo siento y así me aseguro que la acción es mía, esta completa y es unilateral.
Fdo. kalla killo